EL COMUNISMO Y SUS TENDENCIAS
Marxismo o comunismo científico
Artículos principales: marxismo y Manifiesto del Partido ComunistaKarl Marx funda la Liga de los Comunistas (también conocida como Liga de los Justos) en 1847 en Bruselas, después de dos años de estancia en la capital belga. La Liga encarga a Karl Marx y a Friedrich Engels una proclama del movimiento comunista. En 1848 publican el Manifiesto Comunista (Manifest der Kommunistischen Partei).Para Marx y Engels, la clase obrera industrial es la única que, por su imposibilidad de una adquisición privada, puede superar mediante la síntesis comunista la contradicción sin salida de la socialización estatal: es la negación comunista de la sociedad porque no puede transformarse en nueva clase explotadora, es la negación comunista del Estado porque sólo transformándose ella misma en poder público puede superar su carácter asalariado remanente de la sociedad burguesa, y es la negación comunista de la propiedad porque sólo distribuyendo de acuerdo a las necesidades y las capacidades puede adquirir los frutos de los medios de producción. De ello se deriva el lema De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades.El Manifiesto Comunista es considerado uno de los tratados políticos más influyentes de la historia.
Relación con el anarquismoFotografía de Mijaíl Bakunin tomada por Gaspard-Félix Tournachon.Artículos principales: Anarquismo y marxismo y AnarcocomunismoEn la Asociación Internacional de los Trabajadores se evidenciaron los conflictos ideológicos entre anarquismo y marxismo. La principal diferencia entre estos dos grupos fue que los marxistas proponían un período de transición después de la revolución social antes de la disolución final del estado, idea que los bakuninistas no aceptaban considerando que la revolución debía acabar inmediatamente con el estado. El resultado final de esta división fue la expulsión de los anarquistas y anarcosindicalistas de la Primera Internacional y su posterior disolución en 1876.El anarcocomunismo es una corriente anarquista cercana al comunismo, representada entre otros por Pedro Kropotkin y Errico Malatesta.
Marxismo-leninismo [editar]El marxismo-leninismo engloba en realidad a varios desarrollos del marxismo posteriores al propio Marx. En esencia todos estos enfoques sugieren la necesidad de una élite intelectual o un partido centralizado que acelere o dirija propiamente el fin del sistema capitalista, que otras ramas del marxismo veían como un proceso auto-organizado que se daría por sí mismo sin la necesidad de dirigirlo. Por tanto, como política el marxismo-leninismo aboga por el dirigismo centralista de los procesos revolucionarios anti-capitalistas.Maoísmo [editar]Denominado habitualmente en occidente como maoísmo pero originalmente y oficialmente en China «Pensamiento Mao Tse Tung» (chino simplificado: 毛泽东思想, chino tradicional: 毛澤東思想) o «Pensamiento Mao». Esta corriente son los aportes teóricos y prácticos que desarrolló Mao Zedong (1893-1976) en la guerra civil china y que significaron un desarrollo sustancial del leninismo. Los aportes son la adaptación del marxismo-leninismo a un país principalmente agricultor y con muy pocas industrias y una sociedad feudal.Comunismo de consejos [editar]Surgido a partir de la revolución alemana y de la ruptura de la izquierda comunista germano-holandesa con el bolchevismo ruso, el comunismo de consejos hizo centro en la autoorganización de la clase proletaria en los consejos obreros, en vez de la dirección política de la misma de un "partido revolucionario". Sus principales referentes fueron Otto Rühle, Anton Pannekoek y Paul Mattick.
Los partidos comunistas en el siglo XX [editar]En cada lugar del mundo tuvieron suertes diversas, pero pocas veces llegaron al poder. Las excepciones fueron los países de Europa del Este que estuvieron bajo el control del régimen político instaurado en la URSS tras el ascenso al poder de Stalin (heredado por los sucesivos gobiernos), durante más de 40 años a partir de la derrota del Ejército Nazi y la conquista militar de la región por el Ejército Rojo después de la Segunda Guerra Mundial; además de China, Corea del Norte, Vietnam y Cuba, donde el poder lo obtuvieron direcciones militares o guerrilleras, dirigidas o influenciadas por su respectivo Partido Comunista, con apoyo campesino y de sectores populares. En Chile, a comienzos de los 70, la UP (Unidad Popular) llegó al gobierno presidencial, tras obtener mayoría parlamentaria. Ésta era una alianza de partidos y movimientos de izquierda parlamentaria. El Partido Comunista conformaba esta alianza junto a otros, como el Partido Socialista, el Movimiento de Acción Popular Unitario, la Izquierda Cristiana, el Partido Radical, y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (ó MAPU, escindido de la Democracia Cristiana), entre otros. Su principal consigna fue la «vía pacífica al socialismo», o construcción del socialismo a través de las instituciones propias del Estado parlamentario burgués, por medio de la coalición electoral entre distintas fuerzas políticas consideradas «progresistas» o populares, en lo que viene a llamarse gobiernos de frentes populares. Esta experiencia fue frustrada por la férrea oposición de las fuerzas de centro y derecha apoyadas por los Estados Unidos, que produjeron finalmente un golpe de estado (1973), la represión y aniquilación de los principales dirigentes y activistas de organizaciones políticas obreras, como los Cordones industriales, el MIR o la facción marxista del MAPU, sindicales, y de partidos políticos que apoyaron o participaron en el gobierno de la Unidad Popular, y la muerte del presidente socialista Salvador Allende.El movimiento comunista internacional atravesó grandes crisis en el siglo XX. La primera de ellas relacionada con el alejamiento de León Trotsky de la conducción de la Unión Soviética debido a sus diferencias con Stalin. Trotsky se exilió en México, donde fue asesinado por un agente bajo el mando de la GPU: Ramón Mercader. El ex conductor del Ejército Rojo postulaba la revolución permanente. La segunda gran crisis la provocó el enfrentamiento de la Unión Soviética y China en lo referente a la política internacional. Desde los años del encumbramiento del fascismo en Europa, la Unión Soviética sostuvo una política de unidad con las fuerzas democráticas de la burguesía para los partidos comunistas que actuaban en el mundo capitalista y de coexistencia pacífica con el imperialismo. El Partido Comunista de China tenía una política de confrontación directa con el imperialismo, aunque apoyaba acuerdos con las burguesías nacionales confrontadas con él mismo. Esta política provocó otro cisma en muchos partidos comunistas. En los 70 del siglo XX el comunismo pro-chino viró hacia extrañas alianzas según fuera la relación de cada gobierno con Pekín.Los partidos comunistas después de la Segunda Guerra Mundial [editar]Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que agrupaba los antiguos dominios del zar, era una potencia mundial. Con la muerte de Stalin, en 1953, sobrevino la crítica a sus métodos y al denominado culto a la personalidad, tolerados y auspiciados desde el poder. Esta etapa, abanderada por Jrushchov, fue conocida como etapa del deshielo. Lo que no impidió que, con posterioridad, se acusase a Jrushchov de los mismos métodos de que él había acusado a Stalin.La República Popular China, surgida tras la victoria, en 1949, de la dirección militar del Partido Comunista Chino, liderado por Mao Tse Tung y apoyado por un numeroso ejército, una revolución campesina en el medio agrario, y una revuelta estudiantil en la ciudad, siguió adelante el proceso, en medio de crecientes contradicciones, hasta que comenzó a aceptar formas económicas mixtas desde finales de los años 70, con Deng Xiaoping, sin cambiar el sistema político de partido único, y aún ejerciendo un fuerte control político y policial estatal.Después de la Segunda Guerra Mundial, dos partidos comunistas europeos, el francés y el italiano, crecieron hasta el punto de convertirse en fuerzas políticas clave en sus respectivos países. Dominaban ampliamente el movimiento sindical, tenían una importante representación parlamentaria y jugaban una compleja política de alianzas en el plano interno. Fueron críticos, en muchos aspectos, de la Unión Soviética. Esta posición independiente convirtió a ambos partidos en núcleo del eurocomunismo, cuyo sesgo distintivo era la confianza en alcanzar el poder en los países capitalistas a través de las elecciones pluripartidistas parlamentarias. El eurocomunismo se enfrentó en ocasiones a la Unión Soviética, y terminó encontrando apoyos en un sector de la burguesía de sus respectivos países (sobre todo en lo referente a fuentes de financiación). El Partido Comunista de Francia no modificó, sin embargo, el método de conducción centralista hacia lo interno, así como el método dirigista desarrollado en época de Stalin. Menos rígido fue en ese sentido el Partido Comunista de Italia. Éste, además, diseñó una política de compromiso histórico hacia la Democracia Cristiana (centroderecha) que significaba mucho más que eventuales alianzas tácticas. El Partido Comunista de España, menos poderoso, se sumó al eurocomunismo, renunciando, con Carrillo a muchas de las reivindicaciones del movimiento comunista y obrero desarrollado durante la Transición de la dictadura fascista al régimen constitucional, aceptando así la monarquía y apoyando los Pactos de la Moncloa, y ejerciendo un fuerte control a su vez sobre la dirección sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.).
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